LA FUERZA DE EXISTIR
Descubrí un día con mi madre, en la oficina de bienestar social, adonde la acompañé cuando quiso averiguar la identidad de sus propia madre, que a ella la abandonaron al mismo tiempo que a su hermano, a quien enviaron....... al orfanato de Giel. Tengo el deber, sabiendo lo que sé, de contribuir a la paz de mi madre y de su alma perturbada. Maduramos, en verdad, cuando ofrecemos a los que nos arrojaron a los perros, sin saber lo que hacían, un gesto de paz necesario para llevar una vida sin resentimeintos..., un gasto de energía demasiado costoso. La magnanimidad es una virtud de adultos.
La fuerza de existir
Michel Ofray