28.3.10

ESCENAS COTIDIANAS

He vuelto a mi retiro habitual, no se me ocurre destino mejor, más barato, cuando tengo unos días de vacaciones. Cuando llego suelo tener la costumbre de aparecer por la peluquería del pueblo, me parece que todo lo que haga en este pequeño pueblo contribuye a sostener su economía y pervivencia. Así que ayer al levantarme, después de desayunar me fui a la peluquería de Reyes (que así se llama la propietaria). Aquí no debe existir la agenda pues la mujeres se acercan, entran y después de sopesar con la mirada a las presentes, hacen la consabida pregunta: "Reyes, ¿Tengo para mucho?" Siempres es díficil saber a qué hora saldrás de la peluquería cuando entras y después de decidir quedarte, te integras en la conversación... cuánto ha llovido este invierno, las patatas sin sembrar... a este paso este año comeremos las de la siembra... no importa, aunque plantemos en mayo si la tierra está calietne el fruto saldrá enseguida,... he visto que han abierto un bazar ... sí y vuelven a abrir la mercería... no, no va a ser mercería va a ser una zapatería y algo de ropa... ¿Ah sí? ¡qué bien, tendremos un escaparate para mirar!...oye y ¿hay alguna boda este año? ..pues que yo sepa no, no hay jóvenes casaderos... he oído que el Agustín está muy malito... no sé si me voy poder quedar más tengo mucho que hacer en casa... yo libro hoy pero mañana nos entran 100 personas en el albergue... ¿no sabes que hablé por la radio?... ¿y cómo así? ... me llamaron para hablar del Doctor Zhivago... ¿Tú te acuerdas? ... claro, yo era una rapaza y viví todo aquello de los extras... yo sé que aparece mucha gente del pueblo pero no los reconozco ... pero ¡si tú no habías nacido!..

Si Reyes trabajase con agenda y nos diera a cada cual una hora para ser atendidas esto no sería posible