FRANCISCO AYALA
Sin orden ni concierto, traídos los unos por los otros y enlazados entre sí como cerezas que se van sacando de un cesto, mis recuerdos han aflorado sobre el fondo gris e indiferente del olvido hasta llegar con ellos a este punto. Pero no se entienda que es este el punto final. Si una vez y otra me he vuelto hacia el pasado para concitarlo desde un presente que de continuo se desplaza, y si con un salto en el tiempo termino ahora estas páginas evocando desde la década de 1960, cuando ya residía en Nueva York, mi despedida de Buenos Aires en la persona de un amigo querido, y eso todavía en los umbrales del exilio, antes de haber convocado las memorias de mi vida en Argentina, en Brasil, en Puerto Rico, ni en Estados Unidos, y menos aún las de mi regreso a España, es para dejar así abierto el libro de estos apuntes, que seguirán adelante conforme mis ánimos y el interés del lector consientan.
Así cierra la primera parte de su memorias Francisco Ayala, es el libro que ocupa mi pocos ratos vacíos y la causa de que mi móvil haya quedado fuera de servicio. Cuando se te caen encima 100 años es muy probable que tus mecanismos se resientan.
Dejo aquí el texto porque me he vuelto a encontrar con un tipo de prosa en desuso, con un manejo de la palabra extremedamente elegante sin renunciar a expresiones populares. Además de que mi parte "cotilla" tenga el alimento necesario estoy disfrutando con las maneras lingüísitcas de Francisco Ayala.