25.1.09

EL INTERCAMBIO

Este es el título en castellano de la última película de Clint Eastwood. Creo que todos vosotros conocéis la historia someramente. Un niño desaparece, su madre, soltera, cuya pareja desapareció cuando apareció la responsabilidad de la mano de su hijo, como decía, esa madre denuncia su desaparición y el mecanismo policial se pone en marcha y consiguen encontrar al niño; sólo que la madre niega que sea su hijo.

Pero no quiero comentar la película que me resulta interesante y con la que Clint Eastwood vuelve a demostrar su bienhacer cinematográfico aunque a la cinta le falte chispa, creo que por la historia en sí.

Aún así cuando vi esta película (todavía no entiendo por qué se dice visioné) me llamó la atención el personaje interpretado por Agelina Jolie. Es verdad que, como he leído en algún sitio, resulta demasiado perfecto, Y eso es lo que me llamó la atención, esa perfección que creo se presenta como ausencia de resentimiento.

Mientras veía la película desde la perspectiva de la ontología del lenguaje. Recordaba las cuatro disposiciones principales con las que nos podemos posicionar ante lo que nos ocurre en la vida, de las que habla Fernando Flores y Rafael Echeverría recoge en su libro.

Viendo como transcurrían los hechos pensaba que esa mujer tenía toda la razón para sentir rencor y resentimiento ante la actuación de la policía. No se sentía escuchada, insiste ante la policía que ese no es su hijo y la policía piensa que la situación de estrés le está influyendo y es cuestión de tiempo que acabe aceptando a su niño. Pero el resentimiento no aflora en su comportamiento. Ante los hechos y posteriormente al incorporar nueva información esta mujer podía tener un juicio fundado de injusticia. Es ante este tipo de juicios cuando aparece el resentimiento que nos impide diseñar un camino abierto al futuro de posibilidades (parece una ironía hablar de posibilidades pasando por un hecho tan traumático como el que narra este film) Ante la facticidad de los hechos, ante la imposibilidad de cambiar lo que ha ocurrido, el resentimiento nos lleva una y otra vez a recordar todos los momentos de los hechos, incluso nuestro cerebro busca alternativas pero estas alternativas se refieren a lo que se podía haber hecho y no se hizo, buscamos en el pasado la clave de la resolución, la llave que nos podía salvar de encontrarnos donde ahora nos encontramos. Y si me hubiera negado a sustituir a la compañera enferma y me hubiera quedado en casa con mi hijo,… y si no me hubiera entretenido a la salida por cortesía con el jefe y hubiera cogido el autobús a tiempo ….. Sí, tal vez nos habría salvado de estar en esta situación pero los hechos están ante nosotros y es a esto a lo que tenemos que responder. Es ahora cuando debemos buscar las llaves adecuadas. De nada nos sirve buscar culpables de que el presente sea como es. Estando resentidos nos declaramos víctimas y siendo víctimas nuestro margen de maniobra se limita

Esta mujer acepta que no puede cambiar lo que ocurrió pero quiere que se cambie el futuro. Hay que seguir buscando, no se conforma con lo que se ha hecho y trabaja para que el futuro sea diferente. Sus conversaciones con el jefe de policía no son acusatorias, en algún momento pierde las maneras pro en general razona que se pueden hacer cosas diferentes para encontrar a su hijo. Cuando las conversaciones con la policía no son satisfactorias recurre a otros apoyos. No es un apersona dependiente pero se pone en marcha el valor que nombra Stephen Covey, la interdependencia y ya no es el espacio del yo sino el espacio de nosotros. Nosotros podemos conseguir resultados diferentes.
Aparece la ambición, digamos una sana ambición coronada de paz. La ambición es un juicio acerca de la disposición de una persona hacia el futuro. Implica un juicio nuestro sobre el futuro como una posibilidad abierta para nuestra vida. Esta mujer caminaba hacia el futuro y trabajó por él. Y desde la paz, porque conocía lo que le daba la capacidad de aceptación.