REFLEXION
Después de un curso escolar intenso, pleno de emociones, problemas, dificultades, ilusiones, proyectos y con una recta final tan absorbida por el trabajo, llegó el "día después" que me hizo recordar la frase “días de mucho; vísperas de nada”. Me topé de bruces con la inactividad, me vine a lo que yo considero mi “balneario” (aunque no haya aguas termales por los alrededores) y me perdí. Tal vez me hago la trampa de achacarlo a la inactividad, la verdad es que me he traído material para diseñar un curso de Entrenamiento en Habilidades de lider-coach y después de una semana no he avanzado nada. ¿Será la presión lo que echo de menos? ¿o es que estar aquí me confunde? ¿tengo añoranza de sensaciones pasadas? ¿O no era verdad que tenía ganas de estar conmigo misma?
Oigo a personas decir que hay que pensar las cosas, hay quien dice que reflexiona, analiza pros y contras y yo no me veo muy reflejada en esas acitudes; pienso en las decisiones que he tomado y creo que han respondido más las ganas de aventuras, aunque no sean aventuras llamativas; deseo más romper la monotonía; es como si tuviera la necesidad de estar abonada a la novedad ¡Quien lo diría después de haber estado más de 20 años trabajando en el mismo sitio! Entonces las novedades estaban en lo personal, comprar mi casa, decidir vivir en pareja, la maternidad (tres hijos en año y medio)Probar cargos nuevos en lo laboral; pero se agotó y ahora quiero un cambio más profundo ¿Estaré siendo una ilusa y una irresponsable?
Después de unos días aquí espero volver a encontar la capacidad de disfrutar de las personas que hay aquí, de la compañía de mis hijos, ver si mi pareja y yo somos capaces de disfrutar de estar todo el día juntos. Demos oportunidades a la vida y septiembre será el inicio de un periodo cuando menos tremendamente interesante.