8.3.08

POR TODOS

No he leído el libro “Surfeando la ola emocional”…. Todavía. Pero la expresión me gusta. Así me he sentido esta mañana, la emoción me asalta con facilidad. Si es en forma de sonrisa, risa, excitación, apasionamiento… pues no me turba. Si es en forma de lágrimas tampoco pero me impide hablar y creo que me impide acompañar adecuadamente a los que están conmigo. Siento que eso que me ha pasado esta mañana, y aún con esa limitación espero haber aportado algo a las cosas tan profundas que han compartido conmigo.
Durante la mañana alguna persona ha hablado de visiones anodinas, definamos visión como el diseño de un sueño que tira de nosotros para llevarnos a la acción e intentar que se cumpla.
¿Qué sueños tenéis? ¿Quienes seréis dentro de cinco años? ¿Qué emociones y estados de ánimo queremos sentir? ¿Qué palabras escucharais? ¿Qué sonidos os acompañarán?..... ¿Nos damos la oportunidad de pensar en esto? ¿Nos permitimos decidir? ¿O nos escudamos en que la vida te lleva, las circunstancias mandan…? . Hoy un grupo de personas ha querido jugar el juego. Apasionante, sorprendente, ilusionante, …
Al llegar a casa apenas como y no puedo descansar, me doy cuenta de que surfeo en la ola de la excitación, es excitante ver que se pueden abrir horizontes, atreverse a soñar romper moldes, moldes que llevamos grabados a fuego, creencias que nos limitan sin saberlo.
He visto a mujeres viéndose madres, tienen derecho, deseando la normalidad de la rutina, reivindicando aparcar la perfección, Acepto todo lo que desean pero ¿para qué lo desean?

Cojo el periódico y leo que “la duquesa roja” ha muerto. Vamos de pérdida en pérdida pero lo que me ha venido, es lo que me ayudó esta mujer a romper ciertas etiquetas. La distinguí, digo distinguí porque no la conocí personalmente siendo yo muy joven y junto con Nicolás Sartorius (sin saberlo ellos) me hicieron pensar sobre los prejuicios, sobre los juicios hechos a priori sin datos y sin oportunidad de réplica, porque fueron personas que no encajaban en la imagen que yo tenía de los de su clase. Me hicieron tomar consciencia del afán entomólogico de clasificar que en ciertas áreas de la naturaleza ha sido muy útil pero como base de nuestras relaciones, no aporta gran cosa.

Por esas mujeres que empezaron a romper moldes, y para que todos (nótese que digo todos, por cuestiones lingüísticas) digo, para que todos rompamos nuestras etiquetas internas, la que nos limitan, las que no nos dan poder para crecer, para que arrinconemos el afán de clasificar a los otros, para que nos demos a nosotros mismos y de paso a los demás la oportunidad de ser algo excepcional, una oportunidad para los que se crucen en nuestro camino, sin estar pendientes de los juicios ajenos, para que podamos vivir intensamente.